El proceso de recuperación de un infarto puede durar varios meses. Es muy importante durante este periodo seguir las indicaciones de los profesionales sanitarios con relación a las actividades que, de manera segura, pueden irse desarrollando.

La rehabilitación comienza durante la hospitalización y es fundamental para conseguir una buena recuperación, tanto física como psicológica. El paciente debe implicarse en todo aquello que puede hacer para reducir el riesgo de un nuevo episodio.


Es necesario seguir las indicaciones del médico que realiza el seguimiento de un paciente tras un IAM, que es quien tiene los datos acerca del estado del corazón y de los tiempos de recuperación que precisa.


Hay dos objetivos importantes que conseguir durante este proceso de recuperación:


1. Reducir el riesgo de sufrir otro infarto al corazón, modificando los estilos de vida, siguiendo el

tratamiento indicado y tomando conciencia de la importancia de su implicación para conseguir

los cambios.


2. Restablecer progresivamente la capacidad física para que el paciente pueda reincorporarse a la

vida y tareas habituales participando en un programa personal de rehabilitación cardiaca.


Si la persona que sufrió un infarto trabajaba, la vuelta al trabajo dependerá del estado del corazón tras la fase de recuperación, del tipo de trabajo que se realice y del estado de salud general. La mayoría de los pacientes en edad laboral podrán reintegrarse al trabajo pasado un tiempo que tiene relación con el tipo de trabajo que se realiza y que será mayor cuanto mayor esfuerzo requiera. Una persona con una actividad ligera podría reintegrarse al trabajo en menos de dos meses y si realizaba actividades pesadas, este plazo puede llegar a los cuatro meses.


Las personas que no realizaban actividad laboral también deben normalizar su vida en el plazo que les recomiende el médico.